Amaneció un día fresco, las cortinas dibujaban un baile en sintonía matinal, mientras la puerta del salón ha golpeado con brusquedad intentando evitar seguir la corriente.

He dedicado tiempo a perderme en el movimiento acompasado. Ese pequeño lujo, de cinco minutos, me ha llenado de recuerdos.

Comienza mi día, en un intento de construir un ahora.

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